jueves, 29 de octubre de 2009

Conversaciones en el refugio ( pedriceros por el mundo exterior)

En un refugio cualquiera de cuyo nombre no quiero acordarme, un cuantioso número de aguerridos deportistas, esperan impacientes a que escampe la copiosa lluvia que lleva cayendo desde la noche anterior. El nerviosismo se masca, menos mal que la charla atenúa en parte la electricidad del lugar.

Yo he querido escuchar en silencio, apartado, sin querer participar, como escuchando una tertulia en la radio. A veces se aprende mucho escuchando con los ojos cerrados, a la vez que destripas lo que se está diciendo; y por otra parte estoy aburrido, cansado de esperar y no tengo nada de que hablar.
-…En Junio del setenta y dos, estuve con Santiago Cuesta en la Cassin del Piz Badile; a la mitad de la pared, empezó a caer como su no hubiera llovido en la puta vida. Después de siete horas de pasarlas canutas decidimos bajarnos; hasta el hocico de agua íbamos, y con dos cuerdas que se habían empapado de tal manera que parecían la Cibeles echando agua, vamos que parecían mangueras en vez de cuerdas. Dejamos tantos puentes de roca que se podrían haber puesto cortinas en el Piz Badile

- Eso te pasa por meterte donde no te llaman.

- ¿Qué pasa?, ¿Acaso tengo yo que adivinar que se va a poner a llover a cántaros durante veinte horas seguidas?, porque aún después de bajarnos seguía cayendo a lo bestia.



- Las Tres Cimas sí que molan, el año pasado fuimos al Lavaredo, estaba atiborrao de peña, todos vestidos que te cagas, y un material Beni, un material que te puedes morir, descensores automáticos que te puedes descolgar casi sin manos, fijaciones Jumar para escalar por cuerdas fijas, cuerdas de Perlón pa regalar, toneladas de aluminio, y yo que sé que más tenían los gachós, ¿y nosotros?, nosotros con dos Edelritz de sesenta, dieciséis Bonattis, seis us, diez universales y tacos de madera. Cuando vieron los tacos se partían el culo de risa en el pedazo de refugio ese.
Al día siguiente, nos levantamos y no había ni Dios en pié a las seis de la mañana, digo yo que estarían todos en misa o algo parecido, así que nos metimos unas galletas con leche condensada, unas madalenas más duras que mi cara, unas onzas de chocolate, y tiramos pa la Cima Grande con la sana idea de meternos la Dülfer entre pecho y espalda; de camino a la tapia íbamos pensando:
- ya verás tío cuando lleguemos están todos ahí, en la Dülfer
- Lo mismo, pero yo no pienso levantarme a las cinco de la mañana, si están allí nos buscamos la vida en otra vía.

El caso es que llegamos a la base de la tapia, y nos encontramos a dos mendas, más o menos como nosotros, o más tiraos si cabe, que resultan ser franceses, y que entre los cuatro no juntamos ni pál billete de vuelta.
- ¿y los macarroni?
- Ni puta idea, pero aquí está claro que no están

Saludamos a los franchutes, chapurreamos un poco ya sabes, comantá le vú y esas gaitas y nos pusimos los cuatro a escalar por la Dülfer. Ni un italiano.

A la vuelta de un día triunfal, camino del refu satisfechos como gansos , llegamos a la puerta del refugio y... ¡Bingo! allí están todos, con sus cuerdas sus Jumars, sus hierros, en la explanada del refugio, aquello parecía el Rastro y todos con el material más limpio que la patena. Aquellos impresentables se habían ido hasta las tres Cimas a pasear el material y presumir de vestimenta.

- Joder no me lo puedo creer, ¿los italianos?

- Bueno supongo que no todos los italianos. Lo que quiero decir, es que hay mogollón de sitios pintones en la montaña, donde la basca solo va a lucirse, para luego en los clubs de su barrio, fanfarronear de esto y de lo otro, de lo que he hecho, de que estuve allí y esas cosas.

- ¿Cómo pasa en Pirineos o en el Naranjo?

- Exactamente eso.


- El verano pasado hice la Oeste, en el mes de julio, recuerdo que estaba la Vega hasta los cojones de gente, no se podía dormir en el refugio, pusimos el campamento cerca de la fuente, al lado de otra peña con aspecto sin duda de escaladores, cuatro tíos de unos... treinta y tantos. Fueron ellos, me acuerdo perfectamente, los que se presentaron: - ...Somos de San Sebastián, y tal, y bueno no sabemos, pero lo más seguro es hagamos la Rabadá Navarro.- así de pronto y sin preguntar, yo los veía así a primera vista con buena planta, en resumen, nos tomamos unos vinitos en botella que sacaron de la tienda, hicimos unas risas, la autodeterminación, las siete provincias vascas, el centralismo, lo de siempre, y bien, buena gente.
Al medio día nos movimos a la pared para ver si podíamos dejar clavada la lastra, meternos al sobre esa noche en la Vega, e intentar la Rabadá en el día a la mañana siguiente, el Lucas y Loquillo ya la hicieron sin vivac hace tres años. Terminamos la faena a eso de las diez de la noche, rapelando con los frontales y con un buen palizón encima, pero contentos por haber hecho lo peor del curro. A la vuelta los de Sanse estaban a pleno rendimiento con el camping gas metiéndose unas sopas de sobre y latas varias.

-¿A qué hora salís mañana?-Pregunté inocentemente
- No tenemos prisa - fue la respuesta
- con las mismas nos metimos en el sobre y a roncar. Nos levantamos a las seis y media, más que nada para no se nos fuera a adelantar algún listo y nos cepillara el material, que hay gente pa tó, y además queríamos ver la posibilidad de salir en el día. El caso es que nos metemos a oscuras en la oeste, con una neblina un pelín molesta, pero como que se nos dio bien vaya, y a las cinco de la tarde nos plantamos en la cumbre, fue la hostia Beni…, bueno tiramos pa la sur a pillar los rápeles, y en el penúltimo rápel nos cruzamos con los vascos, en el segundo largo de la vía de los Martínez, ahí está, el mas pintoncillo del grupo colgao como un chorizo pariendo trillizos, dándole voces a su compañero, y largando pestes por la boca audibles hasta en la canal de la Celada. Llevaban allí metidos desde las doce de la mañana.
- No jodas, ¿los que iban a la Rabadá?
- Esos mismos chavalote
- Ya no sabes a quien creer, ves a la vasca vestidos de romano y luego son unos soplapollas.
- Mira la escalada es muy chunga pero mola, y tú vas por ahí tirándote el farol en los madriles, diciendo que eres escalador, que te subes esto y lo otro, y la gente se queda con la boca abierta.
- Hasta el día que te pillan de marrón.
- Bueno si ese día llega, ajo y agua te pones colorao y emigras, pero hay gente que son maestros en ese arte; también hay gilipollas que aún después de que les pillas siguen dando la matraca, hasta que acabas mandándoles a la mierda.

- ¿Tienes un truja?

- Ya te has fumao medio paquete, a lo mejor algún día te da por comprar tabaco
- Medio no, dos, dos paquetes tuyos me fumao, joder que exagerao eres coño.
- Acércame la canti anda, y toma el truja que me tienes hasta las pelotas.
- Pues no te queda que aguantarme, somos del mismo barrio.

- ¿Alguien cree que va a dejar de llover algún día?
- Si, yo creo que cuando nos tengamos que ir dejará de llover.
- Podemos jugar al chinchón.
- O al Monopoly, no te jode.
- Mira tío, eres más tonto qu’el asa un cubo. Aquí los montañeros puritanos venís al monte de la misma forma que mi abuela va a la iglesia. Si está lloviendo, no se puede salir, que te enteres, y aquí metidos todo el día en el puto refugio te engorda la cabeza, habrá que hacer algo ¿no?
- Pues estar sentaditos, hablando, fumando...
- Y dando por culo; haber si dejáis de decir imbecilidades, que no dejáis descansar.
- Tú Ramón cállate que nadie te ha dao vela en este entierro.
- Si es que estoy hasta los bebes de escucharos coño.
- Vuélvete a dormir que por no verte el careto doy dinero...
- ¿Creéis que la escalada a tocado techo?
- ¿Qué quieres decir con que la escalada a tocado techo?
- Que ya está todo hecho, que ya no hay nada que subir, no hay ocho miles, todas las paredes difíciles de este país ya las ha subido alguien, eso es lo que quiero decir.
- A ti la lluvia te perjudica de la hostia
- Vamos a ver listillo, ¿Tú por qué vienes a escalar?
- Porque no tengo otra cosa mejor que hacer, que te parece aquí Aristóteles; yo vengo a escalar porque la montaña me hace sentir cosas que en la vida cotidiana no es posible experimentar, y porque me pongo ciego en los refugios con el Patas, Já Já Já Já.
- Pero supongo que llega un momento que llegas al límite, y por consiguiente repetir las mismas escaladas te aburrirá una barbaridad.
- Mira yo no vengo al monte a descubrir la piedra filosofal, o a esperar la llegada de los extraterrestres, te repito, que yo vengo al monte a pasármelo de muerte, y no, no me aburro de subir por vías como el espolón del Gallinero, si es eso lo que quieres saber, cuando haces vías como la Murciana de la oeste, es imposible aburrirse, por muchas veces que las hagas.
- Pues yo opino que para escalar, hay que tener una predisposición especial, no todo el mundo es capaz de ponerse veinte kilos en la espalda, por una cuesta infernal para luego meterse una vía de doscientos metros, sin saber si vas a salir de ahí.
- Ahí me has tocao la fibra Nani, el día que alguien construya un teleférico para subir hasta la Vega Urriellu, le voy proponer para ministro de obras benéficas.
- Eso, voto para llevar las montañas al llano.
- Además, ¿Quién coño ha dicho que hemos tocado techo?, seguro que es lo mismo que pensaba el Whymper ese cuando se subió al Mont Blanc: Ya he escuchado eso de que nadie podría hacer una vía más difícil que la Rabadá, y mira por dónde llegaron los murcianos.
- Es cierto, pasarán a la historia por llevar el bricolaje al Naranjo de Bulnes.
- No tienes ni puta idea de lo que hablas, la técnica de artificial que han usado para la vía, está fuera de tu alcance, es la que usan los yanquis en Yosemite, escalada del futuro hermano.
- A mí las buriladas me sacan de quicio, no las aguanto, sobre todo de segundo.
- Las vías de los murcianos no son buriladas.
- ¿Entonces qué diablos son? Mira, es un estribo detrás de otro, y otro, y otro, ¿no? Qué más da si son buriles, clavijas, o la hermana del obispo, es aburrido y tedioso, por no hablar del tonelaje que tienes que acarrear por la pared, he visto fotos de los mendas esos del Yosemite y van hasta el culo de sacos con material y se pasan días colgaos de hamacas fumando marihuana. A base de tornillos, cualquiera se podrá subir a cualquier sitio.
- Yo a lo de fumar marihuana me apunto.
- Os voy a decir algo, que me ha contado Vicente, el Chirri, y que lo ha visto en persona, es decir que no se lo ha contado la vecina, que es prima de tal y pascual que lo ha visto en el cine, ni gaitas parecidas, lo ha visto con sus propios ojos, estaba en la pomada.
- Joder, vete tú a saber lo que habrá visto el pringao ese del Chirri.
- La semana pasada, estaba en la Base de la oeste del Pájaro, y vienen dos mendas, empiezan a sacar los trastos del macuto, y va el Chirri y le pregunta: - ¿Vais a hacer la oeste?
– Pues claro tío ¿hay alguna otra por aquí? – le respondió el menda.
De aquella manera, el Chirri encaja el golpe, y se ladea lo justo para rumiar el corte, pero mirando de reojillo, ve como saca unas zapatillas del macuto y las aparca a diez centímetros de sus narices.
- ¿Qué tienen de especial unas zapatillas?
- Pues que va el nota, se quita las cletas, y empieza a calzarse las zapatillas.
- ¿Para escalar?
- Para escalar chaval, como lo oyes
- Según puede ver el Chirri por el rabillo del ojo, las zapatillas en cuestión, son como unas John Smith de las de baloncesto, pero con una suela de goma lisa y negra.
- ¿Con la suela lisa dices?
- Ni una puñetera raya en la suela
- Yo nunca he visto una suela de bota de montaña que no esté llena de tacos. Mira las Vibram con sus rombitos molones. Se supone que el dibujo es el responsable de que los pequeños granos de roca, se queden trabados en la suela y te mantengas pegado a la pared.
- Eso mismo debía pensar el Vicente. Así que el Chirri, se espera a que el pavo empiece la oeste mientras se descojona por lo bajinis, y se pregunta de qué tamaño va a ser la hostia.
- Ya lo estoy viendo
- ¡Calla coño!, déjale terminar, que estoy intrigao.
- Pues que el andoba se encarama al Pájaro, y empieza a escalar poco menos que sin manos, y se monta en la base del diedro en menos que se presigna un cura loco.
- No es verdad eso, no me lo puedo creer
- El Chirri miente más que habla, que son ¿mágicas?, ¿cómo ventosas tal vez?, bla, bla, bla, lo que hay que oír.
- Ya, ya, el Chirri es un gamba, un trolero, un mierda, pero yo he subido con él y le conozco hace un güevo, y si dice que fue así, yo le creo.
- Bueno, yo estoy aquí escuchando y callao como un muerto, y os voy a decir algo: la escalada está cambiando hermanos, y por lo que se ve a una velocidad de vértigo; a los Sorias, Tudelas, Rivas, Mogoteras, etc. etc., y por extensión a todos los que os abrazáis a unos estribos y a una maza, os quedan dos telediarios.
- ¿Tú también estás iluminado por la goma mágica?, joder, menuda banda. La lluvia está perjudicando a más de uno.
- Andan por ahí diciendo, que un tal Paco Aguado está abriendo una vía en libre, sin un solo paso de estribos en la cara sur del Yelmo, entre los dos gendarmes, yo no sé exactamente por dónde, pero os puedo asegurar que lo está haciendo. Sí lo consigue, y además existen las botas de las que habla el Chirri ese, el personal acudirá en manada a comerse todas las placas de la Pedriza, y el que no se ponga al día, más le valdrá colgar los trastos porque tiene los días contados. La revolución está al caer niñatos, que lo sepáis, en diez años no vais a reconocer ni a vuestra madre en la pedri.
(Silencio)
- ¡Hostias ha dejado de llover!
- es verdad, ¡tíos ya no llueve!
- ahora habrá que esperar a que se seque la roca...
- De cualquier manera, dentro de diez años..., ya veremos
(Tripperworld)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Bravo Hunter!

josetxu dijo...

Que bueno...!
La historia y el haber tenido tiempo para leerte...

Un saludo!
Aupa!